UNA MIRADA DETRÁS DE ESCENA

Todo el mundo sabe cuan estúpidos e inútiles son muchos programas de televisión. Está claro que pasando una hora frente a la pantalla nos podemos dar cuenta fácilmente que los noticieros, los programas de entretenimiento y las publicidades están diseñadas/os para los niveles de común denominador mas pobres en gusto, inteligencia y critica. En definitiva, ya es un cliché para las nuevas generaciones saber que la tele es entretenimiento sin sentido. Sin embargo, la mayoría de la gente realmente no ve esto como algo negativo o malo. Todo lo contrario, muchas veces se asume que al ser “entretenido” da un descanso a las facultades críticas y creativas. Al fin de cuentas, parece ser que en una sociedad que no toma en serio nada que no venga del plano profesional en cuanto a producción, paradójicamente es natural gastar el tiempo libre de la manera menos productiva posible, explicándose con eso de que ser critico o creativo es demasiado agobiante.

Ahora bien, los efectos negativos de mirar demasiada televisión son mucho más complicados de lo que parecen ser a primera vista.
Nuestra dependencia de la televisión y de los demás homogeneizados medios de comunicación oficiales ha logrado mantenernos (pseudo) entretenidos e (des) informados en el plano económico-social como también en todo tipo de temas personales. Esta relación entre espectador-espectáculo ha hecho sentir a muchas personas que la vida del otro lado de la pantalla es mucho mas original, divertida y real que la vida misma, afuera, en la calle o en el campo. Todo se magnifica con la divinización de las estrellas de TV y demás figuras publicas. Los medios de comunicación en si dependen en gran parte de lo que hacen o dejan de hacer las "personalidades" como Tom Cruise, Ice Cube o Nancy Reagan para definir el material que utilizaran con la intención de mantenernos pegados a la caja boba. Ciertamente, estas personas no son muy diferentes ni más emocionantes que el resto de nosotros. Y el hecho de que muchos de ellos pueden pasar de un papel a otro (de modelo a estrella de rock, de estrella de rock a actor, de actor a diputado) en menos de lo que canta un gallo es una prueba de que es su mera condición como figuras públicas y no su talento inusual en un campo determinado lo que los hace noticia. Tanta información inútil sobre estos individuos es vomitada en nosotros diariamente que uno no puede, tarde o temprano, dejar de prestar atención... así pronto sabremos más sobre el nuevo novio de Madonna que de la vida de nuestros propios vecinos. No solo eso, tal vez comencemos a vivir indirectamente a través de ella, y seguramente al ver como los medios de comunicación la presentan como la personificación del encanto femenino y del peligro, sintamos así infinitamente mejor su vida(o nuestra vida por medio de la de ella) obviamente siempre mejor que la nuestra, generalmente aburrida y monótona. Sabemos más sobre los personajes de ficción que sobre lo que siente o piensa la gente real. Si escuchamos a dos personas en una conversación casual sin ningún problema nos daremos cuenta del tiempo que perdemos hablando de los residuos de la televisión, películas viejas, y personajes de cómics cuando este mismo tiempo se podría utilizar para planificar mejor nuestras vidas o al menos para conocernos mejor. No solo no hacemos esto ultimo sino que cada vez mas (y con mas fuerza) nos dedicamos a gastar nuestros momentos únicos e irrepetibles en intercambiar la inútil información con la que los medios nos bombardean día a día (-bombas has dicho? Nada de eso salio en los diarios de hoy-). Por supuesto, no solo la TV es nuestro problema, no cuando pasamos más tiempo preguntándonos quién será la próxima "banda del año" en la revista Rolling Stone, que el que utilizamos para preocuparnos por cosas básicas de nuestra vida, como por ejemplo… vivir.
Existe una razón por la cual las cosas son de esta manera:
Cuando las empresas de televisión, los productores de cine y toda su estirpe nos convencen de que la vida, entretenida y emocionante, no es algo que puede encontrarse a nuestro alrededor todos los días, pero en cambio, todo eso y mas si existe en la vida de los famosos, o en las películas, realmente logran vendernos de nuevo la vida misma, como si nunca hubiésemos tenido una. Es decir, cuando nos pasamos viendo la televisión en lugar de movernos, hacer el amor o jugar al fútbol, llegamos a creer que la mayoría de la emoción que podemos tener proviene de un show, una telenovela, o de un juego de deportes del que no participamos mas que como meros espectadores. Y mientras mas cosas se pueden ver en la TV mas cosas dejamos de hacer. Le sorprendería ver cuanto mas emocionante es hacer su propia música que sentarse a ver MTV. Acaso no le satisface mas hacer el amor con alguna persona de su alrededor que ver a extraños haciéndolo en una película pornográfica? En verdad cree que es más excitante ver a un actor sortear obstáculos en una película de aventuras que salir a sentir la adrenalina en su cuerpo? He aquí el origen del círculo vicioso; mientras menos dejamos el televisor para hacer estas cosas, más vacías son nuestras vidas reales, y mas necesitamos los programas de televisión para compensar la carencia de entusiasmos que nos invade violentamente.

Y es allí donde entran los magnates de los medios de comunicación. Ellos estarán muy felices de proveerle una vida sustituta por algún precio. Seguro le venderán el sexo de segunda categoría y la violencia, el entusiasmo y el afecto... pero no sin antes pagar por ello; primero asociándose a un servicio de TV por cable el cual luego le ofrecerá paquetes especiales con todos aquellos canales a los que no todo el mundo tiene acceso; los codificados. Después de eso tendrá que comprar un nuevo televisor y cuando el servicio de cable no le alcance para satisfacer sus necesidades será mejor que pague por un buen MODEM con su respectiva conexión a Internet. No solo eso, no olvide las últimas revistas de música ni las últimas películas en DVD original. Sus anuncios están cuidadosamente diseñados para hacer que gastemos la mayor cantidad de dinero posible... y mientras más gastemos más tendremos que trabajar y mientras más trabajemos menos energía habrá para salir a experimentar el mundo. En pocas palabras, somos el blanco perfecto.

Lo peor de todo esto es que probablemente estemos trabajando para alguna empresa que tenga que ver con el marketing, la publicidad o los medios. O de algún modo en un negocio que hace y pone en venta un producto o un “servicio” que es completamente inútil a la humanidad. En este caso no solo nos sometemos a sus artimañas sino que también les ayudamos a seguir produciéndolas.

Mientras nos extinguimos y nos perdemos la verdadera vida, visceral, intensa, inmediata, justo ahí llegan los grandes mercaderes a los cuales podemos comprarles algún sustituto de esta, no sin ayudarlos a seguir alienándonos. Y no nos equivoquemos con eso, todos vamos a morir; pero aun así ¿que prefiere?, mirar hacia atrás y recordar los maravillosos capítulos de su novela preferida o una vida real, llena de dolor y placer, amor y odio, romance y lucha?

¿Está satisfecho de ver a otras personas hacer lo que podría hacer usted mismo?

La solución es simple, si lo desea: es fácil apagar el televisor e ir afuera. Deje de preocuparte por lo que hace Paris Hilton, preocúpese por lo que hacen sus amigos o sus enemigos, lo que hace su amante, su hermano, su madre. De un paseo fuera de la oficina con la luz del sol y aprenda a vivir sin la innecesaria ropa de moda o el estéreo ultimo modelo, sea libre de elegir vivir una vida de desafío y entusiasmo, una vida llena de nuevas experiencias, una vida donde solo usted sea el amo de su propio destino y no una víctima de un trabajo insalubre o una campaña publicitaria. Seguramente si ha podido usar toda su energía para vender zapatos o computadoras para algún patrón, podrá encontrar un modo provechoso de ganar bastante dinero para sobrevivir... o, aún mejor, podrá trabajar con otros para lograr un mundo en el cual la supervivencia no dependa del dinero.

Actúe ahora o agache la cabeza para siempre; no hable de como le aburren los días, o de cuánto odia su trabajo.
si usted no está dispuesto a tratar de ponerse en libertad, simplemente no se queje del sorprendente sin sentido con el que comienza a teñirse su vida.

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